domingo, 25 de enero de 2015

Letras de coplas y cánticos corales

Letras de las Coplas, Plegarias y Saetas dedicadas 
al Señor de la Humildad

ALMA MÍA LEVANTA 

Alma mía levanta 
Tu mirada hacia el Calvario 
Y contempla los dolores 
De tu salvador amado. 
Una corona de espinas 
Ciñe su divina frente 
Y, en medio de su Humildad, 
Su grandeza resplandece. 
Llego, pues, hasta tu trono 
Con el alma contristada 
Y el corazón en los labios 
Para alzarte esta plegaria: 
¡Jesús amado, heme aquí, 
Ante tus divinas plantas, 
Intercede por nosotros, 
Por los que Padre te llaman. 
Y cuando suene el reloj 
De la Eternidad Sagrada 
Anunciando que mi vida 
Deja este valle de lágrimas. 
Entonces, Jesús amado, 
Dadle salvación a mi alma 
Y suba contigo al Cielo 
Como sube mi plegaria. 
Letra: Agustín Rodríguez. 
Música: José Arcos. (1923). 
CANTEMOS TU GLORIA 
Cantemos tu Gloria 
La frente humillando, 
Señor recordando 
Tu amor y Humildad. 
Salvarnos los hombres 
A Ti lo debemos 
Y así celebremos 
Tu amor y humildad. 
El hombre tu hechura 
Se goza en tu ejemplo 
Y admira en el templo 
Tu imagen alzar. 
Y tierno y ferviente 
De amor compungido 
A Ti agradecido 
Se pone a implorar. 
Y siempre en la iglesia 
Sus penas mitiga 
Y allí la fatiga 
Ya no es aflicción, 
Pues mira tu sangre 
Gloriosa vertida, 
Tu cuerpo en su vida 
Llorar devoción (sic) 
Letra: Agustín Rodríguez. 
Música: José Arcos. 53 

HAN LACERADO TU CORAZÓN. 

(Sentado en dura peña) 
Clavado en cruz afrentosa 
Está expirando mi Redentor, 
Los mis pecados y mis injurias 
Han lacerado su corazón. 
Divina sangre ha vertido 
Por redimirme mi buen Jesús, 
Mas mis pecados y mis injurias 
Solo le ofrecen mi ingratitud. 
Sentado en dura peña 
El Rey del Cielo postrado está, 
Y el poderoso Creador del Mundo 
Nos da ejemplo de su Humildad. 
Letra: Agustín Rodríguez 
Música: José Arcos. VIVA EL HUMILDE 
En una roca esculpida 
por golpes de oscura infamia 
Humilde está el Rey del Mundo 
sentado por nuestras almas. 
CORO: 
Y el dios de nuestras vidas 
en esta afrenta única 
llevaba como túnica 
la piel con las heridas. 
Puñales de pena doblan 
su frente. Su mano santa 
sostiene el cárdeno rostro 
por donde ruedan las lágrima. 
CORO: 
Y calla porque al sufrir 
paciente las amenazas 
está salvando a los hombres 
está lavando sus faltas. 
Letra Carlos Delgado Álvarez de Sotomayor 
Música: Rafael Sánchez Pérez. (1998) 

SANTO DIOS DE LA HUMILDAD 

Quieren ofrecerte el lirio 
De su fe y de su piedad 
Los hermanos de El cirio 
Que te aman con delirio 
Santo Dios de la Humildad. 
Letra: Manuel Mendoza Carreño. 
Música: Rafael Sánchez Pérez. 
Compuesta para el Pregón de la Semana Santa 2002 
a cargo del hermano de El Cirio Rafael Jurado. 54 


Otros Cánticos Corales

SAETAS COREADAS

Alondras y ruiseñores 
cantad al venir el día 
y en el cáliz de las flores 
bebed lágrimas que envía 
la Virgen de los Dolores. 
La sangre pura brotaba 
por cuantas venas tenía 
y un sudor frío le entraba 
y el alma se le salía 
a cada paso que daba. 
¡Viva Jesús Nazareno 
La Virgen de los Dolores 
Las tres Potencias del Alma 
Y también los siete Dones! 
LA DIANA. 
Jesús de Nazaret, de Nazaret, 
que vas llevando tu Cruz, 
que lleva esa Cruz, 
radiante como el sol 
del firmamento andaluz. 
Jesús de Nazaret, de Nazaret, 
divino y dulce rabí. 
El pueblo, con fervor, 
te adora con frenesí. 
¿Por qué será? 
Porque así fue, 
que tras de ti va el pontanés, 
que extraño es que tu pasión 
le arrebató el corazón, 
y el corazón, y el corazón y el corazón. 
Y esta Diana divina y humana 
que los romanos nos invita a subir 
y nos anuncia que ya bajo el arco 
está el Patrón de Puente Genil (bis) 
Música: Maestro Medina. 
Letra: Manuel Reina Porras.


HIMNO DE LOS AUSENTES 

Puente Genil de mi alma 
rincón querido de España, 
tus hijos en hermandad, 
aquí reunidos, te añoramos 
una vez más. 
Vivir con la pena de la ausencia, 
morir con la fuerza del amor, 
siempre soñando 
con el Genil y la huerta, 
con la vuelta a nuestro pueblo 
de la ilusión. 
Vivir con el corazón sangrando, 
morir al estar lejos de ti, 
hijos del llanto 
lejos de su tierra amada, 
unidos en la distancia, 
Puente Genil. 
Puente Genil 
quiero ver tu cielo azul, 
quiero subir cantando hasta Jesús, 
al pie de la Cruz, 
Puente Genil, 
dime cuando volveré, 
cuando veré tus riberas 
y en tu ermita rezaré 
al Patrón. 
Música de La Matraca: José Arcos. 
Letra: José Manuel Reina López. 55 

MADRE DEL AMOR 
(RECUERDO) 

Madre del Amor 
tu amargura es 
el preludio del dolor 
que vas en pos de un gran querer. (bis) 
Deja Jesús, déjalo ya 
que con tu ejemplo vivirá 
salvando al mundo y a la verdad 
salvando aquel que en él creyó. (bis) 
Madre del Amor 
tu amargura es 
el preludio del dolor 
que vas en pos de un gran querer. 
Judas el traidor 
que siempre fue y existirá 
te pido Redentor, no llegue a dominar 
pues tu humildad, símbolo fue 
de nuestra fe, para salvar 
la eternidad, de lo mortal 
que al fin tendrá que rendirse a tus pies. 
Música (Recuerdo): E. Cejas y J. Arcos. 
Letra: Florencio Barahona. 


BATIDO 

Batido por las olas de la vida, 
como la nave que perdió el timón, 
buscando un puerto voy, Virgen Santa, 
con las penas de mi corazón. (bis) 
Cuando furiosa la tempestad 
hiere mi pecho con su rugir, 
tu dulce nombre me trae la calma 
y una esperanza siento en mi latir. 
Cuando te invoco en la soledad, 
cansada el alma de padecer, 
siento el consuelo de tu mirada, 
como la estrella del amanecer. 
¡No me dejes, Madre mía, 
con mi pesada cruz, 
dame la paz y la alegría, 
como un rayo de luz! 
Bella estrella de los mares, 
que alumbra mi dolor, 
templa del alma los pesares, 
Madre dame tu amor! 
COPLA AL SANTO SEPULCRO 
Envuelto en blanco cendal 
tu santo cuerpo reposa, 
y por tu muerte gloriosa 
es el duelo universal. 
En el funeral (bis) concierto 
a tu bendita, bendita memoria, 
los hombres tocan a muerto 
y los ángeles a gloria. (bis) 
(Coro) Viernes Santo, triste día, 
murió Cristo en el Calvario, 
y de la cruz descendía 
al sepulcro solitario. 
(Solo) En quejidos lastimeros 
llenos de dolor y espanto. 
(Coro) Se estremece el Orbe entero 
la noche del Viernes Santo. 
(Solo) Entonemos los mortales 
(Coro) Llenos de dolor profundo. 
(Solo) Tristes cantos funerales 
(Coro) Por el Redentor del mundo. 
Música: Miguel Gant. 
Letra: Miguel Romero. 56 

Letras de las Coplas, Plegarias, Saetas y Poemas a Jesús Nazaremo

COPLA A JESÚS NAZARENO

Ay, Jesús mío 
mis culpas fueron 
las que te hirieron 
yo fui, yo fui. 
Delirio insano, 
amarga suerte, 
yo dura muerte, 
mi bien te di. 
Pero la sangre 
de ese costado 
que yo he rasgado, 
me ha de lavar. 
Porque con ella, 
a tu homicida, 
virtud y vida 
le quieres dar. 
Piedad Dios mío, 
del pecador 
que gime y llora 
por tu dolor. 
Jesús del alma, 
nuestros pecados 
son perdonados 
por tu pasión. 
Coro. 
Tantos tormentos 
en esa Cruz, 
solo por darnos (bis), 
Vida y salud (bis) 
ARIA A JESÚS NAZARENO 
Por la calle Amargura postrado 
va el Divino Jesús Nazareno, 
con la Cruz que le rompe los hombros, 
con la sangre que baña su cuerpo. 
Manantial de perdón son sus ojos, 
su mirada es paciente y serena, 
de sus labios contritos y heridos 
no ha brotado siquiera una queja. 
Y camina en silencio, camina, 
es un lirio morado entre abrojos, 
es un lirio al que abrazan las llamas 
del terrible rencor y del odio. 
Al caer lo conforta la brisa 
de la triste y callada mañana, 
con suspiros que arranca a las piedras, 
con caricias que enjugan su cara. 
Y de nuevo camina despacio 
inmolando a los hombres su vida, 
¡sólo rompe el silencio de muerte 
el dolor de su madre, María! 
Y camina en silencio, camina, 
es un lirio morado entre abrojos, 
es un lirio al que abrazan las llamas 
del terrible rencor y del odio. 
Y camina en silencio, despacio, 
va perdiendo a torrentes la vida, 
¡Es un trémulo lirio morado 
al que sigue llorosa María! 
Música: Rafael Sánchez 
Letra: Carlos Delgado. 



SAETAS A JESÚS NAZARENO 

Y a está Jesús bajo el arco 
a las seis de la mañana 
esperando a los pajizos 
que le toquen la Diana. 
Dice Cristo: a quién buscáis. 
A Jesús el Nazareno, 
y al decir Cristo yo soy, 
todos a tierra cayeron . 
Eres un lirio “morao” 
“tronchao” por el vendaval 
de un pueblo que te ha “negao” 
y su gente sin piedad 
con una cruz te han “cargao”. 
Lleno de polvo y sudando 
va caminando Jesús 
sin fuerzas se va quedando 
ya no puede con la cruz 
Cirineo le va ayudando. 
Cuando Jesús caminaba 
las piedras sus pies herían 
y la sangre que brotaba 
claveles que florecían 
el camino le adornaban. 
El calvario está sembrao 
de lirios y pensamientos 
que son bálsamo sagrao 
para aliviar los tormentos 
que al Nazareno le han dao. 
No hay quien me ayude a llevar 
este madero tan pesao 
que traigo los hombros muertos 
y el cuerpo descoyuntao. 
Cumpliendo nuestra misión 
de querernos como hermanos 
imploramos su perdón 
para todos los pontanos 
a Jesús, nuestro Patrón. 
En la calle la Amargura 
Madre e hijo se encontraron 
qué cosas no se dirían 
que hasta las piedras lloraron. 
Los clavos que dispusieron 
para enclavar al Señor 
sin punta los escogieron 
y como no podían entrar 
golpes y más golpes le dieron. 
Jesús ya no puede más 
descalzo y sus pies sangrando 
y a cada paso que da 
una estela va dejando 
de amor de gloria y de paz. 
Con la cruz que te han cargao 
y el peso del sacrificio 
llevas el cuerpo encorvao 
y esa chusma sin juicio 
a muerte te ha condenao. 
Puesto en la plaza de Roma 
anunciaba el pregonero 
que suelten a Barrabás 
y amarren al Nazareno. 
Dice Pilatos qué hacemos 
yo no le encuentro delito 
a quién queréis que soltemos 
a Barrabás el maldito 
o a Jesús el Nazareno. 
Entre juncos hay una fuente 
un carpintero cortó 
un madero pesado y fuerte 
que al Calvario llevó 
ese Cordero inocente. 58 


LAS REVERENCIAS 

Sé que tú me entiendes sin tener que hablarte, 
no guardo contigo secreto ninguno. 
¿Qué podría esconder, dulce Nazareno, 
cuando me atraviesa tu mirar profundo? 
Pero ¿cómo explicar con simples palabras, 
palabras humanas, palabras del mundo, 
lo que siente mi alma en las reverencias 
cuando ante tu imagen el martirio subo? 
Ascienden los brazos; primer movimiento: 
embriaga la mente cortina de humo, 
sube a la garganta desde las entrañas 
un áspero nudo, 
y como un tiovivo 
que corriese mucho 
observo mi vida, contemplando los años 
en que siendo niño vivía en mi terruño. 
Un poco más alto. Segunda ascensión: 
Te miro indefenso y me siento desnudo. 
Recuerdo los rostros de los que me amaron 
y llevé su luto; 
y por un instante, 
y por un segundo, 
Detrás de tus ojos descubro a mi padre, 
que me dice cosas con lenguaje mudo. 
Y a solas contigo, te pido, Jesús, 
cuando llegue al cielo mi tercer impulso, 
nos sigas librando, como cada año, 
de los infortunios; 
protege a mis hijos 
con tu santo escudo, 
y bajo tus manos ampara a mi esposa, 
calor y sonrisa de este hogar fecundo. 
Y cuando mis brazos cansados desciendan 
humille ante ti mi cabeza y mi orgullo, 
no ya con los labios, sino con las lágrimas 
cantaré tu triunfo. 
Y otra vez, Jesús, 
cuando estés ya oculto, 
te diré que me dejes volver otros años, 
por si acaso, Padre, de pesares sufro. 
Santiago Reina López 59 


TRES SONETOS A JESÚS NAZARENO 

Cuando llena de angustia y desolada 
mi alma, sin la Fe, se siente hundida, 
siempre encuentro la calma de mi vida 
en la paz de tu ermita sosegada. 
Cuando hastiado de ver, ya no veo nada 
y la senda de mi ser cruzo perdida, 
siempre alzo mi vista dolorida 
al camino de Amor de tu mirada. 
Cuando sordo a la voz de mi conciencia 
y ciega mi razón a toda luz, 
cercado por las dudas, ya no veo… 
Siempre vuelvo con pasos de inocencia 
y al cobijo de la sombra de Tu Cruz 
Te grito, de rodillas: SEÑOR, CREO… 
Juan Ortega Chacón. 
Son tus ojos, Señor, paz y dulzura, 
serenidad y luz, sacra armonía, 
resplandores del sol de mediodía 
y caricias y frondas de hermosura. 
Puros, como la nieve en la llanura. 
Dulces, como panales de ambrosía; 
y tan piadosos son, que en su agonía 
hasta muriendo, miran con ternura. 
Deja, Señor, que me consuma en ellos 
y me abrase el calor de sus destellos 
ya que nunca he dejado de quererte. 
Y en tu mirada de perdón confío. 
¡Que me miren tus ojos, Jesús mío, 
cuando llegue la hora de mi muerte! 
Agustín Rodríguez. 
Aquí me tienes, Dios, a tus rodillas 
abrazado y en ansias de tu altura. 
Aquí me tienes, Dios, con mi locura; 
cosido por amor a tus costillas. 
Aquí tienes mis manos, amarillas 
de tanto desangrase. Aquí la oscura 
mancha de hombre que soy. Aquí la dura 
corteza de mi tronco. En tus orillas 
de océano sin fondo hundo el remo 
sin saber por qué ruta he de buscarte. 
Dime cómo he de hacer la travesía 
y apágame este ansia, porque temo 
que equivoque la ruta para hallarte 
y me pierda en el mar de mi agonía. 
Lorenzo Aguilar Estrada